Sin más palabras

Mi vida fue siempre un "hablarme a mi mismo", a los 60 años aun me decía " vamos Ignacio, levanta esos pies y camina", era un vigor interesante, porque con esas ordenes me disponía a trotar todos los días. Creerán ustedes que yo soy de esos viejos deportistas, que uno cuando es joven dicen " woooa ese viejo corre mas rápido que yo", sinceramente no tengo idea. Yo solo me daba ordenes y no hablaba con nadie a menos que fuera realmente necesario. y sinceramente se me hacia muy complicado, las palabras no me salían, me mandaba a mi mismo "háblale, no seas cabrón" y lo hacia pero de otras formas. solo hablaba conmigo. casi no se necesitaban amigos, bastaba con el otro yo, que a ratos me entendía, a ratos me daba ordenes y en otros momentos sólo escuchaba. Hablaba poco, pasaba "piola" pero siempre fui muy observador. tanto así que miraba a las personas cuando hablaban. Mi "hablarle al mundo" se hizo cada vez mas simple cuando aprendí a hablar con las manos. Esto de ser mudo no es cosa tan simple.