viernes, 26 de marzo de 2010

Llegó al escritorio pensando en escribir en el. Al rato abrió la ventana y miro las luces, no era gran cosa desde un segundo piso. El parpadeo de las luces lo hizo recordar la taquicardia que lo tenía preocupado. Al final sólo escribió "escribir en la mesa". Sintió que explotaría. Prendió la luz cuando la sed de un vaso de agua lo hizo mover su cuerpo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

holaa!! no sé ni cómo he llegado a tu blog pero el caso es que estaba buscando información sobre El Principito, un libro que he leído en castellano y en gallego y nunca he podido comprender y me encuentro con que es de tus preferidos, ¿hay que leerlo en algún estado alterado de la conciencia para entenderlo? porque yo no me entero de naa!!! saludos desde España

Luis dijo...

Más de una vez me ha pasado que, La taquicardia puede más -con mi cuerpo- que mi propia mente... Más de una vez me ha pasado, que siento que lo que pienso, no vale tanto como lo que siento... Muchas veces me ha pasado que una canción, te habla de ellas, más que una palabra.

Un abrazo amigo.