El tendón lo hizo cojear como 2 cuadras, lo suficiente para hacerlo apretar los ojos y sentirse desafortunado en un día raro y desagradable. Tendría ese dolor toda la vida, lo sabía. Aquello era extraño, él solía guardar recuerdos y no dolores.
El dolor lo acompañó mientras pensaba en que le sucedía. Era bastante más dificil que entender al tendón. No era dolor lo que tenía, era algo distinto.
Nunca se sabe, y no hay nada que no pueda ser visto, recordó. Ambas frases no fueron suficientes para convencerlo de algo que ya tenía claro. El dolor del tendón había desaparecido. Ahora solo le hacía falta llevar a cabo la única solución que parecía ser eficaz.
lunes, 19 de abril de 2010
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